viernes, 12 de marzo de 2010

Semana de un solo día

El taxista me daba su vuelto y yo de reojo observaba a una mujer que me miraba ansiosa, apoyada sobre una pared durante un tiempo que fue más del tolerable para encontrarse con otra persona. Pero la llegada del micro se demoró, el taxi también y bajarme del auto, hasta sacar las valijas para enfrentarme a sus besos, parecían más lejanos que la distancia que nos separaban.

La conocí por chat. De igual manera conocí su tierra natal Salta. ¿Y por qué no? Allá estaba, dispuesto a pasar unos días en una ciudad desconocida, con una mujer hermosa y joven, que prometía el elixir de la vida eterna y yo, dispuesto a pagar con besos teñidos de rojo, todo el stock que tenía.

No fue necesario encontrarla con su remera verde Benetton. La mirada me fue suficiente para saber que era ella y no otra la que me estaba esperando. Los bolsos duraron en mis manos, lo que ella tardó en abrazarme como una niña a su padre. La valija se desplomó y me uní a ese abrazo que si bien parecía fraternal, en verdad era de una total pasión desenfrenada que aun conservábamos por respeto a ese primer y único encuentro que nos da la vida.

Nos miramos a los ojos. Sonreímos y cada uno volvió a su posición original del abrazo. Ahora se sentía su corazón y calculo que ella el mío. Más allá del cliché que tienen estas escenas, lo cierto es que cuando uno es el protagonista, las disfruta pero, como ahora, sin poder expresar con palabras todo lo que se siente.

Lo cierto es que ella saca un manojo de llaves y me mira con deseos de pecar. Su voz era más seductora aún, que en las largas charlas telefónicas que manteníamos en forma ardiente cuando el Messenger ya no podía expresar lo inexpresable.

- ¿Así que, me trato de putita la forra de tu ex? – dice, enrollando los pelos de mi pecho, mientras intentaba escuchar mi corazón.
- Decirte que no tenes que leer mi blog, es al pedo. Así que, es mejor que entiendas que el despecho tiene muchas caras. Esa fue solo una.

Ambos suspiramos.

- ¿En serio que te pasó eso? – dice ella con voz angustiada. Pero aún así, se podía notar su certeza de creer todo lo que conté.
- ¿Si te digo que no, me creerías?
- No.

Nos buscamos con la mirada. Nos esforzamos por un beso y nos hundimos en el mismo sueño y las mismas sábanas.

Cuando desperté, ya no estaba.

Los viernes por la noche, siempre tienen invitados a su casa. Ella se encarga de las empanadas.

El marido, del asado y el vino.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Eli: tanto viaje para un ratito!!!...mmmm siempre lo prohibido vos, decile al psicoloco que te atiende que tenes un tema a resolver, te enamoras de lo ajeno!!!
Te quiero amigo, cuidate y disfruta de la nueva aventura del bobo
Yo V

Anónimo dijo...

Verde Benetton?? Todo un ícono...el resto deja la impresión de ...nada, sólo alguién al otro lado de la línea, gusto a poco por dónde lo mires...
Igual te sigo, quedo atenta a la pxma.

Anónimo dijo...

coincido con los comentarios de arriba como mujer te digo que es poco con lo que te conformas,sera tu soledad que es notoria en cada cosa que escribis ,sigo leyendo porque me gustaria ver como resolves esos problemas emocionales y mientras disfruta esos momentos

Anónimo dijo...

El amigo de arriba dijo una gran verdad por que no te buscas una mujer que no este en otra historia ,o no sos capaz ,hacele caso anda al psicoloco mas seguido.

S.S. dijo...

Ja, cuanta gente despechada comentando... jejejeje S.S.