miércoles, 2 de septiembre de 2009

Despertares

La mañana, ya con sabores del mediodía, me levanta cansado, con dolor de cabeza y con ganas de hacer nada.
Siempre que me levanto, espero un disparador para poner la máquina en funcionamiento. Antes me mataba buscando la forma de despertar de la rutina, pero con el tiempo, me di cuenta que la naturaleza se encarga de estas cosas. Solo es cuestión de tener una taza de café en mano, para que la vida empiece a rodar como una película.
En esta oportunidad, el teléfono se llevó los honores.

- ¡Que haces guacho! Hace un montón de días que te llamo y nada. ¿Viajaste?
- Hola Julia –con vos de orto- Sí, viajé. Y buenos días
- ¡Buenos días para vos! Yo desde las 5 de la mañana que no puedo pegar un ojo.
- Bueno, no te preocupes, suele pasar cuando uno recién se separa.
- Ahhhhhhhh – escucho del otro lado del teléfono
- ¡Qué te pasa loooooca! – riéndome - ¿estás bien?
- Si, solo que tengo una picazón y no paro de rascarme.

Hago un silencio culposo. Me agarro la cabeza y me insulto por dentro.

- ¿Estas en tu casa?
- Si.
- Bueno ya te paso a buscar y vamos al médico.

No le di tiempo a poner excusas y me fui a buscarla. Una especie de culpa me estaba invadiendo, pero me resistía. A mi me contagiaron y nadie se hizo cargo. Yo me estaba haciendo cargo de ella. Eso sumaba a mi favor en le juicio de mi conciencia.
Ya en el consultorio, le explico lo que me pasó.

- ¡Qué mala leche!
- ¿Quién? –le digo preocupado- ¿vos o yo?
- ¡Los dos, boludo! – Ahora ¿quién fue el gato que te contagió?
- No lo se. Ninguna se hizo cargo.
- Son todas unas putas. Ninguna te merece.

La doctora me llama, y entramos todos al consultorio. Al verme, no puede evitar hacerme una sonrisa cómplice. Supongo que creyó que era mi novia. Lo cierto es que fue muy piola y no dio muchos detalles acerca de las formas del contagio. Pero en este caso, no valía la pena una actuación así. Julia no era mi novia.

- Pasate esta crema antes de acostarte y cuando te levantes bañate con jabón blanco. A la semana lo volves a repetir,
- ¿En todo el cuerpo o solo donde tengo las ronchas?
- Del cuello para abajo. Toda la superficie.

Ella me mira afligida y yo la miro con mucha ternura. Me la imaginé sola, en su casa, tratando de rebuscársela para ponerse la crema, mientras sigue luchando cuerpo a cuerpo, con la soledad de una cama que ahora estaba vacía.
Ya en el auto, camino a la farmacia para comprar el remedio, le digo:

- Ahora pasamos por tu casa, agarras unas mudas y vamos para la mía.
- Pero la doctora dijo una semana…

La miro y ambos reímos como si estuviéramos a punto de hacer una picardía.
Ella me abraza a mi brazo y suspira. Parecía entender lo que le estaba proponiendo.
Y yo… yo entendí que necesito otra oportunidad.

9 comentarios:

Cris dijo...

Ella suspirò, vos entendiste y YO me pregunto : SE TE FUERON LAS RONCHAS ?? jajaja , con Humor
vi luz y entrè.
Saludos Cordiales
Cris// mujeresdesincuentay

Natz dijo...

Los dos a la final! Los dos a la final! =) Quiero saber como sigue!

yo V dijo...

Un Leon enjaulado, con corazon de amigo noble!!!
Por eso te quiero tanto amigo
besos TOTALES... que se de!!!
Yo V

Anónimo dijo...

la felicidad que me has dado es mas de la tu imaginas un deseo constante de estar junto a ti

Anónimo dijo...

¿Que pasó? ¿Te volviste a enamorar? ¿ya no posteas mas? ESperamos nuevas historias, si no son muchas las mujeres que pasan por tu cama, por lo menos algun amor que haya cambiado tu vida. Juancho.

Vicky dijo...

Cuanto amor!!

Anónimo dijo...

Hoy conocí tu blog, me encantó, un solo reproche: qué pasa que no hay post recientes?

lore´s dijo...

Hoy conocí tu blog, yo también soy de Baires y vivo en Mendoza hace cinco años...
Ojalá vuelvas a escribir enseguida, besos =)

m. dijo...

Parece que todos esperamos ansiosos la oportunidad de volver a leerte...