miércoles, 13 de mayo de 2009

¡Una noche Gang Bang!


En mi primer sábado como soltero oficial (luego de unos siete meses de novio), decido salir solo a una disco. Es cierto, no es mi tipo, de hecho la idea original era ir a un teatro o algún lugar más cultural, donde además de cruzar miradas obscenas con mujeres rutinariamente aburridas, poder charlar y hacer de nuevas amistades. Al fin de cuentas, no tenía ganas de empezar nada nuevo. Estaba harto de las relaciones, el filo, el chamullo y el compromiso. Pero sí me di cuenta de lo solo que estaba en esta ciudad y los pocos amigos que había cosechado en todo este tiempo.

Siempre mis ex me preguntaron por que tengo más amigas que amigos. Nunca lo supe, hasta hoy. Si bien esto de tener muchas amigas me colocaba en el rubro de los mujeriegos (o como dice una de ellas, ¡Sos un gato!) lo cierto es que a diferencia de los hombres, ellas son más sensibles. Ejemplo: el otro día volvía de Buenos Aires y sabía que me estaba esperando la soledad, algo a lo que te temo demasiado. Mis amigas, todas casadas, especialmente los fines de semana, son de sus maridos y sus quehaceres domésticos. Por lo tanto, ni siquiera se molestaron en responder mis mensajes de auxilio por celular. Entonces acudí a algunos de mis amigos. Pero ninguno supo interpretar el S.O.S. y no fueron a hacerme el aguante, ya que pensaron que si iban a casa, era motivo de partuza.

Por lo tanto, las mujeres son sensibles, los hombres, no. ¡Y yo soy sensible! (pero no soy trolo, aclaro).

Con este verso del fin de año, las pocas amistades que quedan -llámese amigas con derecho a roce- estaban de asado en asado, festejando vaya a saber que pelotudes (eso lo dije de caliente resentido). Todas con agenda completa hasta que se termine este puto año bisiesto.

Me metí en Internet y la agenda cultural daba asco. Así que tome coraje y me adentré en el mundo apocalíptico de los boliches. Siempre me dio cosa. La previa me genera una sensación tan horrible que más de una vez desistí. Pero la idea era divertirse y olvidarme de todo.

Cuando llegué a la zona (para envidia de los porteños, en plena montaña) pregunté cuales eran la onda de cada uno. Como la moda de las zapatillas All Star y aliento a Beldent con Fernet no me pinta, compré información por una suma módica de 2 porros.

El boliche que albergaba a las mejores viejitas de la zona estaba a pocos metros.

Luego del tercer Paddy (un whisky realmente intomable, pero pegador) ya me podía soltar de la barra sin tantos prejuicios y me caí en un escote que me llamaba desde que entré.

Realmente no se que chamullo fue el esbozado para esa mujer que no dejaba en paz a su chicle. Iba de lado en lado y recuerdo que luego de mis exacerbados piropos me dijo:

- Estoy buscando gente para un Gang Bang, ¿te sumas?

No pude evitar poner cara de no entiendo que bosta me estás diciendo, pero le pegué el último sorbo a mi Paddy y respondí muy serio

- ¡Obvio!

Se que debí haber preguntado, pero en el estado en que estaba me iba a tener que repetir tantas veces lo que significaba, que se iba a terminar fastidiando.

- Ya vuelvo lindo.

Cuando se escabulle entre la gente, revisé mi billetera y trato de ver cuanta plata traía. Ese trago si se toma entre varios debe ser caro, pensé. Y para variar, estaba corto de plata.

Doy unas vueltas y miro lo diferente que se volvió todo este antro. Los códigos, las forma de bailar, las estupideces que hacen entre amigos… todo distinto.

De repente una pendeja bastante zafada me agarra de atrás y previa cosquilla con su lengua en la oreja me ruega por un Bukake.

- ¿Un que?

La nena me mira como diciendo “¡que viejo boludo!” y sigue caminando.

Parece que la onda de pedir tragos es lo más.

- ¡Que ambiente de mierda! – dije sin prejuicios y eso que estaba totalmente mareado.

En mi regreso a la barra, mi isla, me esperaba la Bang Bang o como puta mierda me dijo. Pero lo raro es que estaba con una latita de coca.

- Cagamos- dije, la onda parece que viene para disolver.

Estaba rodeada de tres muchachos más. Hablaba con todos y reía. Se me acerca y me parte la boca de un beso que tenía más de lengua que de labios.

- ¿Estas listo, bombón?

El miedo y la incertidumbre a perder algo más que unos pesos, -más que nada al ver a esos muchachones fornidos- me freno y comienzo a preguntar verborragicamente

- ¡Para un poco! Explicame que es esto. Al principio creía que hablabas de un trago. Ahora veo tres tipos y para serte sincero, no me está gustando nada.

Ella les hace un gesto a los otros como un entrenador cuando pide tiempo y me toma de las manos.

- Sorry, pensé que sabías. Pero te pido que no me aflojes ahora. Estamos todos al palo y sin vos no tiene sentido.

Me suelto de sus manos como un chico encaprichado, me revuelvo que cabellera que poco le quedaba de gel, y digo en un tono amenzante.

- Explicame que mierda es esto o me voy a la mierda.

Ella se ríe. Me lleva a la barra y me explica.

- Mira, no se hace cuanto no salís, pero la movida ahora pasa por estas cosas nuevas. Gang Bang, Gang Bang invertido, Bukaka…

La interrumpo.

- ¿Eso tampoco es un trago? – con una expresión de puchero.

- ¡Que dulce que sos por Dios! Si no te hubiera conocido acá, saldría con vos.

- Todo bien, pero me podes explicar… ¡please!

- Si, Gang Bang es cuando cuatro o mas hombres se juntan con una mujer y le damos duro sin parar. El invertido no hace falta que te lo explique y el bukaka es para los que se inician… los más miedosos, por así llamarlos.

- ¿cuál es la diferencia?

- No hay penetración. Estas pendejas del orto se hacen las come hombres pero no se animan a más que eso.

Mi mandíbula estaba por el piso. El Paddy era un analgésico a comparación de lo que estaba escuchando.

- Y… ¿Dónde se arman estas partuzas?

- Acá, atrás de la barra. Como estabas atornillado, pensamos que querías…

- Todo bien, solo que hacía mucho no venía por estos lugares y…

- Ya lo se mi vida, algo recuerdo de esas épocas. ¿Vamos? Nos están esperando.

Ya de día, viendo como algunos compraban el diario del domingo, otros entrando a las carnicerías en busca de un asado familiar, yo esperaba que el semáforo se pusiera en verde y pensé dos cosas.

Una, en las ganas de llegar a una cama urgente.

Dos, en un delicioso rezo para todas mis ex que de alguna u otra forma me llevaron a esto:

“¡Lareputisimamadrequelasparioylaconchadesurecalcadamierdaquelasremilpariohijasdelmilputasmalparidas…!”

PD: también va para mis amigos que insensiblemente me cambiaron por asados y quehaceres domésticos.

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